El fútbol femenino tiene una realidad histórica diferente al masculino, sin embargo a pesar de haber tenido muchas dificultades para abrirse paso a través del tiempo su crecimiento es impresionante. Bolivia avanza, aunque a un lento paso, pero se encuentra dentro de ese franco crecimiento del fútbol sudamericano.
Por ejemplo la Copa Simón Bolívar genera cada vez mayor visibilidad a las distintas jugadoras de nuestro país que luchan por mostrarse internacionalmente en la Libertadores Femenina. Una de las futbolistas bolivianas que con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación busca llevar en alto el nombre de nuestro país y ser un ejemplo para otras mujeres es la joven Sara Flores quien se destacó en el Club Bolívar esta temporada.
Ella recuerda sus inicios de la siguiente manera, muy pequeña: “fui desarrollando mi amor por el fútbol callejero desde mis tres años con mi papá y mi hermano, todas las tardes me enseñaban a jugar, a veces me daban pelotazos y eso me ayudó a no tener miedo a los que son más grandes. Aprendí a jugar fútbol sala en el colegio lo cual me permitió poder participar del campeonato Plurinacional Sub12 femenino”.
La vida le tuvo diferentes sorpresas y vivencias para que inicie su carrera, ella misma relata su experiencia así: “El 2020, en la pandemia, mis padres decidieron mudarnos a la comunidad Espiga Pampa del Municipio Cajuata, donde pude participar de los campeonatos de Fútbol 11 entre comunidades, siendo primera vez que jugaba Fútbol”.
Este su inicio fuera de la ciudad le abrió muchas puertas, un año más tarde recibió distintas invitaciones, “en 2021 me invitaron a participar en el Mundialito Interyungueño sub13 categoría varones y también damas” todo esto ratificó su deseo por dedicarse al fútbol, sin embargo circunstancias familiares le tendrían nuevos rumbos para que siga su carrera: “a finales de ese año nos contagiamos de Covid, y por el estado de salud de mi mama y hermanita nos tocó volver a la ciudad de La Paz”.
Fue a inicios de este año cuando su carrera dio un paso más importante sorpresivamente, “En enero mi mamá recibió un mensaje para que me vaya a probar a un Club, al ir a la cancha mi papá se equivocó de dirección y llegamos por accidente a la cancha donde entrena el Plantel Femenino del Club Bolívar, entonces el entrenador me hizo quedar para que realice las pruebas con ellos. Gracias a Dios logré entrar al equipo, dos semanas después me enviaron a la Pre Selección Boliviana sub17 en Cochabamba”.
Esta temporada sin duda ha sido importante para ella, donde pudo fijarse metas importantes para su futuro cercano y soñar con logros aún más grandes, “a corto plazo es ganar la Copa Simón Bolívar y poder ir a jugar la Copa Libertadores; llegar a la Selección Boliviana Absoluta. Y a largo plazo es poder salir a jugar para un equipo de Europa y estudiar Psicología Deportiva”,
Con todos esos sueños ella también es consciente de lo que nos falta como país para avanzar en esta disciplina, sin duda el sueño de todos es que pronto tengamos un fútbol femenino profesional, “Me siento orgullosa de ser jugadora de fútbol, este año pude vivir y ver la realidad de las chicas que juegan futbol, toda la entrega, esfuerzo, sacrificio que cada una pone día a día, sin esperar nada a cambio y todas con una misma meta y pasión por el fútbol”.