Patricio Rodríguez, magia, calidad y alegría

May 25, 2022

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Desde su llegada al fútbol boliviano su talento, calidad y carisma no pasan desapercibidos, un argentino que se ganó el cariño de los bolivianos desde su llegada, algo atípica, ya que se produjo en plena pandemia. Patricio Rodríguez, tiene muy claro su presente en Bolívar y sus metas tras sus experiencias en los más de cinco países donde paseó su fútbol.

Todo comenzó cuando tenía 15 años, “mi papá me llevó a ver un River-Boca en la cancha de River, de más chiquito fui a la cancha de Lanús pero no recuerdo. Pero la primera vez que yo recuerdo el ambiente del estadio fue esa en el Monumental. Quería jugar para los de Boca porque estaba la 12 que cantó todo el partido, fue mortal, yo le dije a mi papá como te alientan estos, jugar con estos debe ser espectacular”, así comenzó su historia de amor con el fútbol.

Sin embargo desde muy pequeño él tuvo en claro su sueño de llegar a ser futbolista profesional, “desde mis ocho años cuando agarré la etapa del Mundial 98 que empecé a juntar figuritas, intercambiar en la escuela. Empecé jugando en Defensores de Arena, distintos clubes de barrio hasta que a los 9 años me fui a Independiente, quedé y ahí empezó”.

Su inicio fue lleno de emociones, y por su corta edad muchas veces difíciles de manejar, “una presión enorme, sentía dificultades para mantener las expectativas que el contexto había generado alrededor mío, me jugó en contra, era una sensación muy linda era una presión para estar a la altura de las circunstancias y a ningún jugador argentino o latino lo preparan para esas situaciones. Fue difícil, fui alternando buenas y malas, fui aprendiendo, fui superando etapas pero fue complicado para mantenerme en el fútbol profesional porque arranque muy chico con una expectativa muy alta” recuerda.

De la mano de su familia fue superando estas etapas hasta el momento de su debut, el cual rememora con mucho cariño, “El mejor de todos porque fue todo muy rápido para mí, me citaron a la pretemporada con primera en Mar del Plata, en ese entonces los 5 grandes de primera jugaban entre si y me toca debutar con River y el segundo partido a los tres días me tocó jugar contra Boca y hacer un gol, ganamos 2 a 1, hermoso”.

Su auspicioso inicio sumado a su gran talento lo pusieron también en el plano internacional de gran manera, donde tiene experiencia tanto en Libertadores como Sudamericana, “Es la competición más linda que tiene Sudamérica (Libertadores), son las competiciones más lindas porque juegas contra equipos de otros países, es otra exigencia, otra visibilidad, para un futbolista te posicionan en un lugar muy privilegiado”.

Pero el no solo las jugó sino que pudo ganar una Copa Sudamericana, un hecho memorable y que marcó tanto su vida como la del club Independiente, “La realidad es que fue toda una anécdota la Copa Sudamericana, porque éramos un equipo medio, no decíamos nada, no gustamos mucho tampoco y todas las etapas las pasábamos por la mínima diferencia, hasta la final que llegamos a penales, fue a base de lucha de sacrificio, de entrega de credibilidad, fue mucho corazón esa Copa Sudamericana. Fue espectacular porque es un desahogo muy grande, con Independiente un equipo que llevaba muchos años sin presencia internacional, un equipo con mucha historia, se iba acumulando de instancia a instancia una presión muy grande y fue un gran desahogo, una alegría pero más un desahogo, inolvidable”.

Entonces no podía faltar una pregunta importante: ¿Cuál es la clave o el secreto para ganar una Copa internacional?; y la respuesta de Rodríguez fue clara: “Se necesita un gran grupo, un gran equipo… y suerte”. Tras conseguir este importante logro en su carrera, da un paso más de crecimiento, su llegada al fútbol brasileño, específicamente al mítico Santos de Brasil. “Yo estaba de pretemporada y me avisan que había la posibilidad de ir a Olympiakos, cuando estaba a mitad de camino me llaman para decirme que había llegado un emisario del club Santos y que había esa nueva posibilidad, la realidad es que en ese momento estaba Neymar, yo era un seguidor de él, creo que en todo el fútbol sudamericano ya era un destacado, él jugó mucho en la balanza y decidí por irme al Brasil y no a Grecia” recuerda cómo tomó esa importante decisión.

Pero fue un cambio drástico que llegó a afectar su carrera, “Abismal, primero a nivel cultural que era otra cosa, después por ejemplo yo estaba acostumbrado en tema viajes en ritmo de juego a un torneo donde la mayoría de los equipos y torneos son equipos de Buenos Aires y alguno que otro fuera, entonces los viajes eran muy cortos. En Brasil tienes muchos torneos estatales, entonces si o si juegas entre semana y fin de semana, el ritmo ya es completamente distinto, es constantemente vivir arriba de un avión, estar poco tiempo en tu casa, el cambio fue brusco, lo más difícil era a la edad que yo tenía y acostumbrarse al idioma que yo no lo hablaba, que parece fácil que se entiende pero no, dentro de un vestuario no entiendes nada, comunicarme era difícil, el ritmo de juego, viajar constantemente”.

En medio de todo ese caos que desencadenó este cambio en su vida, apareció un importante personaje, Neymar. “Congeniamos mucho con él, teníamos la misma energía, teníamos onda, nos hicimos amigos, eso me ayudó mucho, que él me abra la puerta de su casa, era el que me ayudaba a integrarme al grupo, una experiencia hermosa”. Pero su carrera seguiría avanzando y tuvo un nuevo destino, esta vez Europa, “llegué al AEK Atenas, un buen equipo en Grecia que venía de años de no pelear nada y peleamos absolutamente todo, fuimos campeones, llegamos a la final de la Copa de Grecia, un año estupendo con Pre Champions League y Europa League”.

Y fue entonces que mientras estaba en Europa, Bolivia aparecería en su futuro, “Yo había dejado de jugar y volver a poner la cabeza en el fútbol y volver a jugar tenía que ser al mil por ciento, no tenía nada de chances de que no lo haga, primero por mi esposa y mis hijas, no me podía dar el lujo de hacer lo que hice en Portugal, que fue estar más de vacaciones que dedicado al fútbol. Lo pensé, analicé y decidí venir en un vuelo de repatriados y dedicarme al mil por ciento al fútbol”.

Su llegada al país tuvo un gran inicio con la Copa Libertadores vistiendo la camiseta de Wilstermann, donde en un grupo denominado de la muerte en esa edición del certamen ya que compitieron con Atlético Paranaense, Colo Colo y Peñarol, clasificaron a octavos de final y primeros de su grupo, “Estaba cómodo en el club y esa Libertadores me dio un empujón muy grande porque yo me preparé para jugarla, me dediqué, el ver los frutos del esfuerzo hace que uno tenga mucho más entusiasmo en continuar, encuentras la clave para el futbol moderno porque ahora solo con talento no haces nada, el esfuerzo me acompaña hasta hoy”.

Esta temporada cambió Cochabamba por La Paz, una ciudad que lo recibió con los brazos abiertos y que le ha dejado en poco tiempo sensaciones importantes, como por ejemplo los clásicos, “Me dejo un ambiente muy lindo, destaco siempre, me gustó y me sorprendió que era todo mezclado celeste con amarillo y negro. La gente está toda junta, me parece maravilloso y que Bolivia debe mantener porque por ejemplo en mi país eso no existe ya, no les da la cabeza para mantenerse en un espectáculo lindo que es un clásico juntos, ni un partido ya, solo van los locales. Lo aplaudo”.

Pero así como cosas buenas, también hay situaciones no tan gratas que ha podido ver y vivir, “Las condiciones del fútbol boliviano, nunca había estado en un lugar en condiciones tan carentes para que los jugadores puedan desenvolverse dentro de la cancha, los campos es los primeros, mucho se quejan pero es una realidad que tienen que aceptar, el fútbol boliviano sería mucho mejor de lo que es con buenos campos, fue lo primero que me sorprendió, menos el Tahuichi o el Siles. Aquí en algunos lugares necesitas tres tiempos, mirar la pelota, pararla y después ver todo y ejecutar una acción, con una cancha normal tu solo piensas en la acción, la pelota viene y tu pones el pie para controlarla y va donde tiene que ir, son detalles que el fútbol profesional lo siente.”

Finalmente, sus metas son claras: “Mi meta está a días que es salir campeón, no tengo otra cosa en la cabeza hoy, no puedo pensar a largo plazo, tengo una obsesión con el campeonato, tengo mucha fe y mucha expectativa. A largo plazo poder seguir en el club y pertenecer al centenario porque se está haciendo un proyecto muy grande sería lindo poder pertenecer”

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