Amigos jugando play station y de repente buscando un nombre a su equipo en la base de datos del Pro Evolution Soccer, así comienza la historia del Roosendaal F.C. el Timao del mes en la Revista CÁBALA.
Hace trece años los más entusiastas integrantes del equipo original que querían formalizar su grupo de amigos de fútbol para jugar en distintos torneos comenzaron a ver los nombres de las ligas menos usadas en el PES, llegaron a la holandesa y encontraron al RBC Roosendaal, un equipo que en aquel entonces, estaba en la primera de la Eredivisie. Hoy el equipo está jugando ligas menores en los Países Bajos, en quiebra y sin luces de volver, mientras que en La Paz brilla con a ese grupo de amigos, les gustó el nombre y terminaron bautizando así a lo que hoy llaman su fraternidad.
Juegan actualmente un torneo en Villa del Sol y en la Copa Terbonova. Marchan bien, en un torneo punteros y en otro pelean aún la clasificación, lucen sus copas recientes de la Copa Branca y la Copa en el Complejo Litoral. Aunque viene algo flojo con la definición, saben que es una mala racha que pasará pronto, porque antes que un equipo son amigos y los amigos están para salir en todo momento como equipo. Su unión es su más grande fortaleza en estos años de fútbol y es lo que los ha dejado bien parados en las buenas y en las malas.
Y vaya que nuestros amigos de Roosendaal F.C. saben de malas, es que luego de saborear el título en la Copa Branca, decidieron invertir en nuevos uniformes, pero le pifiaron en los colores, “para variar un poco” cambiaron el tradicional verde, blanco y negro, por un azul con blanco y la ley de los cabuleros les jugó en contra, no ganaron un solo partido con esa camiseta. Por eso el uniforme “kenchado” está enterrado y ahora el equipo con sus colores originales vuelve a pelear títulos y disfrutar de esos asados que son tradición, aunque claro, no muy seguido para que no gane el descontrol.